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sábado, 15 de septiembre de 2007

Primer capítulo.

Decidí que no iba a corregir nada porque todavía no estoy segura de como hacerlo, así que pensé que sería mejor que ustedes, los lectores, me dijeran que les parece que tendría que arreglar, como yo ya se muchas cosas sobre la historia de antemano a veces me olvido de describir personajes o lugares...
En fin, la historia volvióa ser "Sin nombre", al menos por ahora.
Disfruten!


“Nací en la época equivocada”. Me repetía una y otra vez mientras caminaba hacia el colegio, escuchando “Eleanor Rigby” en mi reproductor de mp3; me sentía tan reflejada en esa canción. Si bien no era solitaria a tal extremo, mis amigos eran más bien casuales, como el caso de Marina, mi compañera de banco, con quien intercambiaba un máximo de diez palabras por día haciéndola mi mejor amiga; en general nuestros gustos en común terminaban cuando el timbre marcaba el fin del día escolar.

No es que odiara mi vida, pero sentía que no pertenecía a este mundo donde la tecnología es lo más importante (aunque yo hiciera uso de esta). Me molestaba que de lo único que se hablara fuera de celulares que sirven para todo menos para llamadas telefónicas, de televisores enormes cuya única función sea darle más trabajo a los oculistas y de autos que te llevan más rápido hacia un accidente.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al entrar al aula y tomar mi asiento junto a Marina.

“Hola” le dije.

“Hola” me contestó, sin levantar la mirada de su revista de Death Metal.

Siempre me pareció una persona misteriosa, daba la impresión de que debajo de sus ropas negras y cabello rubio y llovioso se escondiera una persona grandiosamente cálida…

Saqué mi libro de Historia, cuya materia tenía a continuación, y comencé a repasar cuando entró el Antunez, un señor con aspecto similar a Papá Noel a quien le gustaba representar situaciones, haciendo esta mi materia preferida. Se sentó detrás de su escritorio y comenzó la clase.

“Buenos días, chicos.” Comenzó “se me ocurrió durante el fin de semana que quizás era hora de hablarles un poco sobre movimientos artísticos recientes como el Pop Art, asumo que oyeron hablar de eso ¿no?”

“¿En eso no andaba ese Warhol?” preguntó Renzo, de quien menos se esperaría algún conocimiento de arte… “¿No era uno que estaba loco o algo así?” Finalizó.

‘Típico.’ Pensé yo.

“Ehh… si, bueno, Andy Warhol es un excelente ejemplo como Peter Max, pero yo no diría que estaba loco, al contrario yo creo que en el fondo sabía muy bien que hacía y porque lo hacía y que simplemente no medía las consecuencias de sus acciones, pero loco no era.” Explicó Antunez, y debo admitir que no podría haberlo dicho mejor que él.
Mientras volvía a casa, luego de la clase de Matemáticas con el espigad profesor al que le gustaba dar más vueltas que una espiral, pensaba en la tarea de investigación que había dado Antunez. Teníamos que escribir una monografía sobre el desarrollo del arte en los años ’60. No sería una tarea difícil, era mi época preferida y yo ya había hecho un poco de investigación por mi cuenta en ocasiones anteriores.

Llegué a mi casa y fui a saludar a mi papá que seguro estaba en su estudio haciendo cuentas, después de todo era contador. Mi mamá era peluquera y siempre me pregunté que era que les había atraído del otro siendo tan diferentes.

“¿Samanta sos vos?” preguntó la voz de papá desde el estudio.

“Si, ya se que es temprano pero me apuré en regresar porque nos dieron ¡la mejor tarea del mundo!” le dije una vez que llegue a su oficina y me acerqué a besar su mejilla.

“Que bien, ¿sobre qué?”

“El arte en los años ’60, ¿no es genial?” me di cuenta de que estaba casi gritando.

“Me alegro que te guste tu tarea, pero no sería más interesante y educativo estudiar sobre el arte de… digamos… ¿el Renacimiento?” Papá podía tener una mente tan cerrada a veces…

“Obvio que no” lo contradije “pá, vos sabés que es mi tema peferido y que por todo lo que los molesto con eso, que es un tema interesante.” Al terminar me fui a mi habitación, dejé mis cosas en el suelo y me tiré sobre la cama. Las paredes de mi cuarto estaban cubiertas por postres de The Beatles, cuadros de Miró y fotos de una fiesta retro que había organizado mi madre, en las que yo aparecía disfrazada de Holly Gollightly.

Sin quererlo me sumí en un sueño atrapante, en él yo vivía en la Nueva Cork de 1965 y me codeaba con los artistas de vanguardia. En el sueño era muy feliz.

Cuando me despertó mi madre para cenar, me molestó el hecho de haber gastado cuatro horas en fantasear que en investigar, aunque el sueño tal vez sirviera de ayuda para ambientarme.

Mamá había traído comida china del local que se encontraba al lado de su peluquería, y como ninguno de nosotros sabía cocinar, eso era lo más cercano a una comida elaborada que se podía encontrar en casa.

Durante toda la cena no dejé de pensar en mi sueño, los ’60 eran mi ideal de vida, mi modelo a seguir; puede sonar frívolo pero la moda, la música y el estilo de vida de esa época siempre me habían fascinado y daría traer todo es a la actualidad.

Me dormí pensando en una cosa, ‘¿No sería genial que los ’60 nunca hubieran terminado?’

3 comentarios:

Luli dijo...

Bueno pequeña saltamontes (como la Sreiff jaja) aqui me presento figurando en tu blog en forma de comentario

Soy un comentaariooo!! HELP!(?)

El primer capítulo está muy bueno, pero quiero leer más, y quiero ir a los 60. Aunque quizás preferiría algo como el final de los 70 y principio de los 80.
En fin, sabés que tu novela me gusta.

Nos vemos por nuestro amada secundaria.
La quiero señorita Vlurr Zaitut(L)

Viccka dijo...

Me encanta.
Quiero más.



¿Algo más que pueda decir?
ah! sí, apurate!
jajaj

nos vemoss!!
.
.:

Maite dijo...

Me alegro que les haya (se escribe asi?) gustado!!!
Ya estoy escribiendo de vuelta, creo que puedo llegar a terminar el capítulo 4 en un ratito, si lo logro subo el 2.