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lunes, 29 de octubre de 2007

Long time no see

Hace no se cuanto que no actualizo el blog, y se debe a que estuve vaga y con poca inspiración, por lo tanto realmente no tenía nada para decir.

Mi vida ahora se rige por kinesiología, trabajos prácticos atrasados y la poca inspiración que parece venirme en cuentagotas...

Peroooo el viernes... RECITAL!!!!!!!

Faltan días nada más, no lo puedo creer!!!!

Con respecto a mi novela estoy teniendo problemas con los nombres... Los apellidos me están dando pesadillas.

También me confunde el capítulo 8, porque se me ocurren dos maneras de seguir la historia según como queda en el cap. 7. Por ahora estoy escribiendo una versión, si veo que no funciona pasaré a la otra fórmula.

Cambiando de tema...

Debo presentar mis dos nuevas fangirl obsessions:

1_ Desayuno en Tiffany's. Tanto el libro como la película son geniales, si bien el libro tiene un giro más bien dramático y la película está encarada como una comedia romántica, el film capta bien (a mi parecer) la escencia del libro de Truman Capote. La actuación de Audrey Hepburn es excepcional porque representa a Holly Golightly tal como uno se la imagina. Otra cosa, la protagonista es una lumpen hecha y derecha sin embargo me dieron ganas de probar su estilo de vida desprolijo y pródigo...

2_ Suede. Banda inglesa que se hizo famosa por su participación en el movimiento del Brit Pop durante los '90. Lamentablemente hoy en día estan inactivos... Pero hasta hace poco se había reunido parte de la banda y habían empezado a girar nuevamente.
Recomiendo que los busquen en youtube, especialmente: Filmstar, So Young, Animal Nitrate y Metal Mickey.
(Brett Anderson, el cantante, es de libra!!! y cumple dos días antes que yo!!.)

Nada más, culturizense(se escribe así? siquiera existe?) y sean felices!!

Capítulo 6

(aclaración: los puntos suspensivos después de los nombres significan "todavía no se cómo apellidarlos")


Cuando sonó el despertador a la madrugada siguiente yo ya estaba despierta de antes, de hecho no había dormido en toda la noche a causa de los nervios. Me levanté rápidamente de la cama y decidí con mucho cuidado que iba a ponerme antes de irme a bañar. Terminé eligiendo un jean ajustado negro y una camiseta rayada en rojo y negro, luego de bañarme y secarme el pelo me puse una vincha roja en la cabeza y unos zapatos negros con poco taco.

Bajé a la cocina y vi que mamá tenía el desayuno preparado en la mesa y papá ya estaba sentado tomando su café y leyendo el diario. Ambos parecían mucho más despabilados de lo que yo estaba a la 6:30 de la mañana comúnmente, y a esto se le sumaba que yo no había dormido nada.

“Samy, apurate a desayunar que tenemos que estar antes de las 7 y media en la radio.” Me dijo papá ni bien me senté, parecía una bolsa de nervios, miraba su reloj cada dos segundos y luego dirigía su mirada a la puerta de entrada.

“Sí, sí… ” Le contesté, yo también me estaba convirtiendo en una bolsa de nervios.

Terminé de desayunar lo más rápido que pude, que fue en menos de 15 minutos ya que mi estómago no se encontraba en condiciones de aceptar alimentos, a pesar de las insistencias de mi mamá, que decía que si no comía corría el riesgo de desmayarme de la emoción, aunque yo sabía que desayunando corría el riesgo de vomitar de emoción y sabía muy bien cual era peor.

Cuando me senté en el auto de papá me empecé a sentir muy mal, tenía la sensación de que iba a enfermarme pronto si no lograba calmarme. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Ya lo había conocido el sábado y había resultado ser una persona agradable, provocativo y seductor hasta sin intentarlo, pero agradable en fin.

Al llegar a la radio, subimos rápidamente al estudio de donde transmitía papá su programa y yo me tuve que quedar en la cabina de sonido del otro lado de la ventana que conectaba las dos salas. Papá estaba sentado en la mesa del estudio repasando el temario del día junto a sus compañeros del programa, y de repente la puerta se abrió y entró un hombre de aproximadamente 30 años, rubio y de aspecto formal, probablemente sea porque llevaba traje; detrás de él entró Armand en toda su gloria, llevaba puesto un traje negro que lo hacía más alto y esbelto de lo que lo recordaba, su brazo derecho rodeaba la cintura de la misma chica de la fiesta del sábado.

Agradecí que papá apareciera inmediatamente para recibirlos porque me estaba sintiendo enferma de vuelta y por suerte no me habían visto.

“Perdonen nuestra tardanza” Dijo el hombre rubio, su español no estaba tan pulido como el de Armand pero se le podía entender perfectamente.

“No se preocupen,” dijo papá “nosotros también acabamos de llegar. Armand, un place verte nuevamente.”

“Igualmente.” Dijo el cantante de manera cordial con una gran sonrisa mientras le estrechaba la mano.

Papá hizo lo mismo con el hombre rubio.

“Ricardo………” Le dijo en ese momento, presentándose.

“Claude………” Contestó. “Soy su representante, lamentablemente no pude ir a la fiesta del sábado, tuve una reunión importante con los productores que duró una eternidad.” Dijo disculpándose.

“Eso imaginé… Ah, Sra. Mercer un gusto verla de nuevo.” Dijo papá con una sonrisa y estrechó la mano de la chica.

“Judith, por favor.” Contestó esta tímidamente.

Eso se sintió como un balde de agua fría. Estaba… casado… Mis nauseas desaparecieron y fueron reemplazadas por un vacío infinito en m mi estómago. Para calmar el malestar me desplomé en el sofá que tenía atrás mío, y debí haber hecho mucho ruido porque de repente todos se dieron vuelta para verme notando que yo había estado allí todo ese tiempo. Claude se volvió al instante para hablar con uno de los locutores del programa.

“Supongo que te acordarás de mi hija Samanta… “

“Por supuesto,” se acercó a darme la mano “¿cómo estás?”

“B- bien.” Contesté ignorando las nauseas.

“Judy, esta es Samanta, ¿recuerdas que te hable de ella?” Le dijo a su esposa, “Samanta, esta es mi esposa Judith.”

Ella me sonrió tímidamente y traté con todas mis fuerzas de corresponder el gesto pero solo logre esbozar una media sonrisa que muy bien podría haber significado “no me caes muy bien pero te sonrío por cortesía y porque tu asombrosamente hermoso marido espera que lo haga”.

“Ya estamos por empezar.” Aviso papá interrumpiendo, por suerte, el incómodo momento. Él y Armand entraron al estudio, yo me acomodé en el sillón y Claude y Judith tomaron asiento a mi izquierda.

El programa empezó, al principio papá y su compañero dieron las noticias del día, hablaron del tiempo y pasaron un tema musical de Armand antes de ir a una propaganda.




“Ahora sí, lo que mucho de ustedes del otro lado del parlante estaban esperando, la entrevista en exclusiva con ¡Armand Mercer!” Dijo papá con entusiasmo.

Los locutores y algún fotógrafo de algún diario aplaudieron.

“Armand, bienvenido a nuestro programa y bienvenido a Buenos Aires.” Comenzó otro de los locutores, que no había visto hasta ahora, era de más o menos treinta años de aspecto intelectual, demasiado para alguien que conducía un programa que escuchaban los adolescentes.

“Gracias, Mario, Ricardo. La verdad es que siempre me siento bienvenido en Argentina, por eso sigo volviendo, además la gente es espectacular.” En ese momento me dirigió una rápida mirada y sonrió para sus adentros con disimulo.

“Nos complace mucho escuchar eso,” dijo papá “porqué no nos contás sobre que te trae esta vez por el país.”

“Bueno, como ya todos deben saber, vine a filmar junto a Francisco Murdoch su nueva película. Realmente no puedo adelantar mucho, sólo que será musical, obviamente.” Se acomodó en su asiento y tomó un poco del café que tenía frente suyo.

“Espero que nos enteremos más de la película antes de que el suspenso nos mate.” Bromeó el hombre llamado Mario.

“Si todo resulta como está planeado en cuatro meses ya deberíamos estar terminando.”

“¿Y qué podés contarnos de tu carrera musical?” Preguntó papá.

“En este momento me encuentro componiendo bastante, pero voy a esperar a terminar con la película para entrar al estudio a grabar. Considero la filmación como un tiempo libre que venía posponiendo desde hace rato.”

Mientras tanto, Claude se encontraba al teléfono hablando con alguien en francés, y Judith Mercer hojeaba una revista de chismes a mi lado.

“Ugh” dijo de repente, “odio estas revistas, sólo saben decir mentiras.”

En ese momento me di cuenta de algo que antes no había notado, su castellano era perfecto porque era argentina. Noté que su comentario estaba dirigido a mí.

“Eh… si, yo también.” Realmente no sabía que responder, parecía una buena persona pero… ¡era la esposa de Armand Mercer! Y yo era una estúpida fanática más.

Levantó la revista y se la mostró a Armand, a quien le pareció graciosa la tapa. Cuando dejó la revista en la mesita cercana vi que el titular de la tapa era “¿Romance entre Mercer y Bassin?”

Ahora entendía la reacción de Judith ante la noticia, aunque no los conocía bien, no parecían un matrimonio en problemas; “lástima” dijo una vocecita al fondo de mi cabeza pero no le hice caso.

lunes, 15 de octubre de 2007

Capítulo 5

Capítulo 5.




“Chicas…” escuché que nos llamaba la voz de papá.

Mamá, que estaba hablando con una señora de la otra mesa, y nosotras nos dimos vuelta hacia donde se encontraban e inmediatamente nos pusimos de pie, noté que temblaba pero me controlé.

“No me pareció oportuno esperar hasta el lunes para presentarlos, teniendo la oportunidad de hacerlo hoy, así que… Armand… te presento a mi esposa Julia, mi hija Samanta y su amiga Marina.”

Mientras papá nos presentaba Armand nos iba estrechando las manos, cuando llegó mi turno pensé que me iba a desmayar; llevaba puesto un traje azul oscuro que realzaba sus ojos y lo hacía verse tanto el galán como el villano de la película ya que su mirada parecía esconder motivos oscuros detrás de tanta galantería. Pero cuando tomó mi mano lo miré a los ojos y por esos dos segundos en que la sostuvo me sentí perdida y encontrada a la vez, por eso no le di importancia al motivo oculto. Marina, al contrario, se veía perdida por completo.

“Es un placer conocerlas.” Dijo, su español era bueno pero se le notaba bastante su acento francés.

“Samy es una gran fanática tuya, tiene fotos tuyas por todo su cuarto…” Empezó a decir papá con tono divertido, pero paró cuando le dirigí una mirada de enojo mezclado con sorpresa y vergüenza.

Sentí que me sonrojaba rápidamente pero no pude evitar mirar a Armand de reojo y noté que estaba sonriendo, uno sonrisa que derretía casi literalmente y que se me contagió.

“No hay porque avergonzarse,” me dijo, “cuando tenía tu edad también tenía imágenes de mis músicos preferidos en las paredes de mi cuarto.” Su acento era total y absolutamente irresistible y sonrió de nuevo, y me gusta pensar que esa sonrisa fue solamente para mí.

“Yo también tengo fotos tuyas en mi cuarto” Dijo Marina de repente, casi gritando, parecía… ¿celosa?

Armand le sonrió también pero no fue igual, parecía que lo hacía más bien por compromiso.

“Si me disculpan, voy a volver a mi mesa, todavía no he comido.” Dijo amablemente.

“Por supuesto, no queremos detenerte, gracias por venir a saludar, te veré el lunes en el programa.” Dijo papá y procedió a darle la mano.

“Un placer conocerlas.” Nos dijo y me dedicó una última sonrisa antes de volverse a su mesa.

El resto de la noche transcurrió con más normalidad de la que me hubiera gustado. Armand se retiró de la fiesta poco después de comer y Marina siguió manteniendo esa actitud celosa hacia mí. Papá luego recibió su premio a la trayectoria, celebramos, bailamos un poco y volvimos para casa, después de dejar a Marina en la suya.

Cuando llegué a casa me dirigí rápidamente a mi cuarto y me senté en la cama en silencio. De repente se formó una sonrisa en mis labios y comencé a reírme sin parar, estaba desbordando de felicidad, lo conocí, ¡lo conocí! Y lo tuve enfrente y me dio la mano, y me sonrió… varias veces…

Cuando se me pasó el ataque de risa, me tiré sobre la cama y me dormí al instante completamente vestida, pensando en él.

Desperté la mañana siguiente con un fuerte dolor en mis pies a causa de los zapatos y un poco de dolor de cabeza. Los sucesos de la noche anterior todavía no los había procesado mi confundido cerebro. Mientras estaba en la cama pensé en llamar a Marina para ver si quería hacer algo esa tarde pero era Domingo y tenía tarea de geografía y matemática así que me decidí por no llamarla, además se había comportado de forma extraña anoche y quizá todavía no se le había pasado.

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Después de almorzar me dediqué a las tarea del colegio escuchando un disco de un dúo, a veces cantaba una chica y a veces un chico, que era bastante relajante, perfecto para estudiar. Ya que eran dos materias que odiaba estudiar necesitaba toda la concentración que pudiera conseguir de mi perdida cabeza… Perdida desde la fiesta de anoche. Tampoco podía dejar de pensar en que al día siguiente faltaría al colegio para ir a la radio con papá a ver a Armand de vuelta.

Para cuando terminé ya era de noche, ya casi eran las ocho de la noche, así que guardé las cosas y bajé a ver algo de tele, sabía que no había muchos canales para elegir como en mi vida anterior pero tampoco era tanta la variedad de programación como para extrañarla, y, al menos, ya no me tendría que aguantar las propagandas de yogures mágicos. Incluso nuestra televisión era a color así que no era tan terrible.

Papá estaba colgando su diploma de reconocimiento en una pared del living, cuando me senté en el sofá grande me miró como para saber si estaba de acuerdo con la ubicación del premio, levanté mi pulgar derecho y él sonrió.

La tele ya estaba prendida y estaba puesta en el canal de noticias, me pareció correcto dejarlo ahí ya que necesitaba un poco de cordura a toda esta locura que me había ocurrido en menos de una semana.

La noticia más importante del día era que Estados Unidos y la Unión Soviética habían firmado un tratado de tregua por tiempo indefinido. En ese momento sentí que era traída a la realidad de un tirón brusco, como no había pensado en la Unión Soviética todavía, era más que obvio que seguiría existiendo por lo que Alemania ¡seguía siendo dos! En geografía estábamos viendo América por eso no lo había notado.

Me encontré más perdida que antes, ahora no solo no me conocía a mi misma sino que ¡tampoco conocía el mundo en que vivía!

“Samy… Samy… ¡Samanta!” Mamá me llamaba desde la cocina y me sacó de mis pensamientos.

“¿Qué?” Pregunté aún un poco colgada de mi rama.

“¿Me ayudás a poner la mesa, por favor?”

“Sí, sí, ya voy.”

Salí de mi trance por completo y fui a la cocina a ayudar.

lunes, 8 de octubre de 2007

Cumple de Tiyi Liki*

En 10 minutos la señorita Nayla cumple los 17 años y con motivo de hacerle pasar más ameno el pasaje de edad me parece oprtuno dedicarle unas palabras.

Nena, a mi también me costó pero pasé la barrera tan rápido que cuando me di cuenta de que tenía un año más ya no se sentía más. De hecho no me siento más vieja sino más grande, más madura si se quiere.

Así que , no te preocupes!!

No es grave, y en realidad es mejor, cada vez estás más cerca de los 18, los grandes 18!!

Y eso si que está bueno.

Puede ser que los 16 y los 17 parezcan años de transición pero te ayudan a preprarte para la mayoría de edad.

Todavía sos menor!

Hasta podrías decir que sos una niña!

Por eso te quería decir que no desesperes!!

Te quiero mucho mucho mucho mucho!!!!!!!!!!

¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!!!!

Mañana nos juntamos y nos contamos las arrugas jajaja

Muchos besos!!!!

Mañana te daré los 17 tirones de oreja.

sábado, 6 de octubre de 2007

Capítulo Cuatro

Aclaro: esto es sólo un borrador todavía, hay muchas cosas que arreglar, no es definitivo.


“Samy cuando termines tu plato subí a buscar tu abrigo rápido así vamos a la peluquería, ¿de acuerdo?” Me dijo mamá mientras almorzabamos.

“De acuerdo.” Contesté.

Papá había salido temprano para el hotel donde se llevaría a cabo la fiesta para ayudar con la organización y preparar su discurso de agradecimiento.

Así que cuando terminé de comer, ayudé a levantar de la mesa y fui a buscar mi abrigo para salir, me sentí tentada en llevar un libro pero decidí conformarme con las revistas que allí habría.

La mayoría de la revistas, mejor dicho todas, hablaban de la visita de Armand Mercer al país junto a la actriz argentina del momento, Julieta Bassin. Sentí unos celos muy estúpidos de esa chica. Entonces realmente comprendí lo que significaba conocerlo, significaba tenerlo frente a frente, significaba hablarle; ¿qué iba a decirle? ¿Cómo debía comportarme?


Noté que estaba entrando en pánico y trate de calmarme antes de que la entusiasta peluquera se diera cuenta. Todavía tenía dos días para prepararme para ese momento, no había razón para preocuparse ahora.

Cuando llegamos a casa ya eran las 17:30, por lo tanto teníamos menos de una hora para cambiarnos y salir, ya que debíamos estar a las 19 en el hotel y antes pasar a buscar a Marina por su casa.

El vestido que había elegido para la noche era blanco, de corte trapecio, sobre mis rodillas y tenía pequeños detalles en negro. Mis zapatos eran también de ese color. Me miré en el espejo, el peinado que había decidido hacerme la peluquera consistía en dejarme le flequillo suelto y sujetar mi cabello en un alto rodete. Busqué entre los cajones del escritorio por un delineador, al encontrarlo procedí a remarcar bien el contorno de mis ojos. Me puse mi tapado blanco que, aparentemente, guardaba para ocasiones especiales, y bajé a encontrarme con mamá que ya estaba esperándome en el auto.

El recorrido hasta la casa de Marina era corto ya que vivía cerca nuestro, ni bien estacionamos en la entrada de su casa, ella ya estaba en la puerta junto a sus padres, después de saludos y otras cortesías se subió al auto.

Mamá encendió la radio y empezó a cantar al compás de la música que sonaba.

“Gracias de nuevo por invitarme, “me dijo Marina “necesitaba salir de esa casa.”

“De nada.” Le dije. “De hecho me alegro que hayas aceptado venir porque no creo que me habría resultado divertido de ir sola.”

Al llegar nos encontramos con papá que nos estaba esperando en la entrada del hotel y luego nos dirigimos al salón donde un señor de traje nos llevó a nuestra mesa.

El salón tenía un estilo a lo Luis XV, en un extremo había un escenario sobre una tarima que miraba a la pista de baile, y rodeando esta se encontraban la mesas redondas cubiertas con manteles blancos. En las paredes había carteles que mostraban el logo de la radio y el número 50 en letras doradas.

Nos sentamos en nuestra mesa mientras seguía entrando gente, en menos de quince minutos la sala se llenó y poco después el lugar quedó a oscuras y el escenario fue iluminado por luces blancas y amarillas.

Un hombre de más o menos sesenta años, canoso y que vestía un smoking parecido al de papá, se subió al escenario y fue recibido con aplausos de todos, yo incluida aunque no sabía quien era.

“Gracias, gracias.” Dijo por el micrófono mientras sonreía. “No saben como me complace ver tantas caras conocidas juntas en esta ocasión tan especial como lo es un aniversario, más si es de 50 años…” hizo una pausa mientras su cara se llenaba de nostalgia. “ Cuando mi padre fundó esta radio…”

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Antes de que se sirviera el plato principal había tocado una banda de música de salón, y si bien no es mi tipo de música, Marina y yo bailamos como locas.
Ya estábamos preparándonos para comer cuando el hombre canoso se acercó a nuestra mesa a saludar a papá.

“¡Ricardo, cuanto tiempo!” Le dijo a papá.

“¡Alberto!” Contestó papá, y ambos se abrazaron como buenos amigos.

Alberto nos saludó a todos con una sonrisa y pidió ausentarse un momento con mi padre.

Me concentré nuevamente en mi plato pero fui interrumpida por Marina que me golpeaba en el hombro izquierdo tratando de llamar mi atención, la miré y vi que me señalaba algo con su dedo índice, seguí su indicación y sentí que me quedaba sin aire. Mi padre y Alberto se encontraban hablando con dos hombre más, y uno de ellos era nada más y nada menos que Armand Mercer.

Los cuatro charlaban y reían como si se conocieran de toda la vida, se dirigieron hacia una mesa cercana y tomaron asiento, a mi padre lo tapada la espalda de Armand, que estaba sentado a la derecha de una chica de cabello castaño claro largo y brillante, él tenía su brazo izquierdo sobre el respaldo del asiento de la chica; sentí los estúpidos celos nuevamente.

Marina y yo lo mirábamos con cara de bobas, y en un momento se dio vuelta y miró hacia nuestra mesa, rápidamente me dediqué a seguir comiendo ignorando el hecho de haberle visto la cara, y le di un codazo a mi amiga para que hiciera lo mismo pero ésta parecía hipnotizada.

Cuando se dio vuelta estaba casi temblando.

“Se está acercando a esta mesa junto a tu papá.” Su voz sonaba nerviosa y un poco histérica.

Me volteé para ver y me di cuenta de que ambos estaban a pocos pasos de donde nos encontrábamos. Entré en pánico, no estaba preparada para esto, ¡¡¡se suponía que todavía tenía dos días más!!!

Actualizaciones de la vida.

Acabo de volver a mi casa después de una reunión de Franzypants (fan club argentino de Franz Ferdinand, para los que no sepan). Y bueno, gente que hacía pila que no veía...

Recomiendo a todos que se unan a un fan club, ¡¡aunque sea de Mateyco!! (Para vos Tiyi!).

Es divertido encontrarse con gente con la que uno tiene cosas en común más allá de la vida cotidiana. Y poder hablar de una serie, de una banda, de un actor por tiempo indeterminado sin cansar a nadie.

No sé porque comento esto pero, que sé yo?
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Hoy me compré Crepúsculo!!!

Ya no tengo que leerelo más de la computadora y soportar los ojos secos y el dolor de cabeza!!
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Tengo que hacer lo de Arquitectura y no sé como por mi muñeca... Un bajón!
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Ah sí! Cambié todo el Blog, sí.

Me tenía podrida el verde oliva ese así que puse uno rosa, porque me gusta el rosa y no me averguenzo de ello, de hecho mucha de mi ropa es rosa jaja.

Por suerte con este nuevo diseño se le puede dar de comer a Laurent porque con el de antes no me aparecía el cartelito de More.

Se me iba a morir de habre el pobre...

Y abajo agregué algunos videos para culturizar a mis lectores.
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Terminé con el capítulo 6 de mi historia por ende a continuación publicaré el capítulo 4 y seguiré con el 7.

En realidad tendría que irme a leer pero siento a mis musas cerca así que voy a aprovechar su precencia.

Nada más, buenas noches y buena suerte!