banner_md_argentina%5B1%5D.jpg

lunes, 15 de octubre de 2007

Capítulo 5

Capítulo 5.




“Chicas…” escuché que nos llamaba la voz de papá.

Mamá, que estaba hablando con una señora de la otra mesa, y nosotras nos dimos vuelta hacia donde se encontraban e inmediatamente nos pusimos de pie, noté que temblaba pero me controlé.

“No me pareció oportuno esperar hasta el lunes para presentarlos, teniendo la oportunidad de hacerlo hoy, así que… Armand… te presento a mi esposa Julia, mi hija Samanta y su amiga Marina.”

Mientras papá nos presentaba Armand nos iba estrechando las manos, cuando llegó mi turno pensé que me iba a desmayar; llevaba puesto un traje azul oscuro que realzaba sus ojos y lo hacía verse tanto el galán como el villano de la película ya que su mirada parecía esconder motivos oscuros detrás de tanta galantería. Pero cuando tomó mi mano lo miré a los ojos y por esos dos segundos en que la sostuvo me sentí perdida y encontrada a la vez, por eso no le di importancia al motivo oculto. Marina, al contrario, se veía perdida por completo.

“Es un placer conocerlas.” Dijo, su español era bueno pero se le notaba bastante su acento francés.

“Samy es una gran fanática tuya, tiene fotos tuyas por todo su cuarto…” Empezó a decir papá con tono divertido, pero paró cuando le dirigí una mirada de enojo mezclado con sorpresa y vergüenza.

Sentí que me sonrojaba rápidamente pero no pude evitar mirar a Armand de reojo y noté que estaba sonriendo, uno sonrisa que derretía casi literalmente y que se me contagió.

“No hay porque avergonzarse,” me dijo, “cuando tenía tu edad también tenía imágenes de mis músicos preferidos en las paredes de mi cuarto.” Su acento era total y absolutamente irresistible y sonrió de nuevo, y me gusta pensar que esa sonrisa fue solamente para mí.

“Yo también tengo fotos tuyas en mi cuarto” Dijo Marina de repente, casi gritando, parecía… ¿celosa?

Armand le sonrió también pero no fue igual, parecía que lo hacía más bien por compromiso.

“Si me disculpan, voy a volver a mi mesa, todavía no he comido.” Dijo amablemente.

“Por supuesto, no queremos detenerte, gracias por venir a saludar, te veré el lunes en el programa.” Dijo papá y procedió a darle la mano.

“Un placer conocerlas.” Nos dijo y me dedicó una última sonrisa antes de volverse a su mesa.

El resto de la noche transcurrió con más normalidad de la que me hubiera gustado. Armand se retiró de la fiesta poco después de comer y Marina siguió manteniendo esa actitud celosa hacia mí. Papá luego recibió su premio a la trayectoria, celebramos, bailamos un poco y volvimos para casa, después de dejar a Marina en la suya.

Cuando llegué a casa me dirigí rápidamente a mi cuarto y me senté en la cama en silencio. De repente se formó una sonrisa en mis labios y comencé a reírme sin parar, estaba desbordando de felicidad, lo conocí, ¡lo conocí! Y lo tuve enfrente y me dio la mano, y me sonrió… varias veces…

Cuando se me pasó el ataque de risa, me tiré sobre la cama y me dormí al instante completamente vestida, pensando en él.

Desperté la mañana siguiente con un fuerte dolor en mis pies a causa de los zapatos y un poco de dolor de cabeza. Los sucesos de la noche anterior todavía no los había procesado mi confundido cerebro. Mientras estaba en la cama pensé en llamar a Marina para ver si quería hacer algo esa tarde pero era Domingo y tenía tarea de geografía y matemática así que me decidí por no llamarla, además se había comportado de forma extraña anoche y quizá todavía no se le había pasado.

------------------------------------------------------------------------------------


Después de almorzar me dediqué a las tarea del colegio escuchando un disco de un dúo, a veces cantaba una chica y a veces un chico, que era bastante relajante, perfecto para estudiar. Ya que eran dos materias que odiaba estudiar necesitaba toda la concentración que pudiera conseguir de mi perdida cabeza… Perdida desde la fiesta de anoche. Tampoco podía dejar de pensar en que al día siguiente faltaría al colegio para ir a la radio con papá a ver a Armand de vuelta.

Para cuando terminé ya era de noche, ya casi eran las ocho de la noche, así que guardé las cosas y bajé a ver algo de tele, sabía que no había muchos canales para elegir como en mi vida anterior pero tampoco era tanta la variedad de programación como para extrañarla, y, al menos, ya no me tendría que aguantar las propagandas de yogures mágicos. Incluso nuestra televisión era a color así que no era tan terrible.

Papá estaba colgando su diploma de reconocimiento en una pared del living, cuando me senté en el sofá grande me miró como para saber si estaba de acuerdo con la ubicación del premio, levanté mi pulgar derecho y él sonrió.

La tele ya estaba prendida y estaba puesta en el canal de noticias, me pareció correcto dejarlo ahí ya que necesitaba un poco de cordura a toda esta locura que me había ocurrido en menos de una semana.

La noticia más importante del día era que Estados Unidos y la Unión Soviética habían firmado un tratado de tregua por tiempo indefinido. En ese momento sentí que era traída a la realidad de un tirón brusco, como no había pensado en la Unión Soviética todavía, era más que obvio que seguiría existiendo por lo que Alemania ¡seguía siendo dos! En geografía estábamos viendo América por eso no lo había notado.

Me encontré más perdida que antes, ahora no solo no me conocía a mi misma sino que ¡tampoco conocía el mundo en que vivía!

“Samy… Samy… ¡Samanta!” Mamá me llamaba desde la cocina y me sacó de mis pensamientos.

“¿Qué?” Pregunté aún un poco colgada de mi rama.

“¿Me ayudás a poner la mesa, por favor?”

“Sí, sí, ya voy.”

Salí de mi trance por completo y fui a la cocina a ayudar.

No hay comentarios: